viernes, 31 de diciembre de 2010

Español...El Masón debe estar vocacionado a conocerse a sí mismo


El Masón debe estar vocacionado a conocerse a sí mismo. Debe estar atento a sus propios pensamientos, emociones, sentimientos y actitudes; atento a sus acciones y reacciones; atento a sus propios condicionamientos y relatividades. Porque sólo así podrá conocer la naturaleza de su propia piedra bruta.

A menos que el Masón se conozca a sí mismo, a menos que vea sus condicionamientos y relatividades y empiece a liberarse, ¿cómo es posible que “despierte” y desbaste su propia piedra bruta?, ¿cómo es posible que sufra una transformación radical al construirse a sí mismo?

Sólo si comprendemos los mecanismos y el proceso de nuestro propio pensar y sentir podremos ayudarnos en nuestro proceso de autoesclarecimiento.

Conocer la naturaleza de nuestra propia piedra bruta es una cuestión vital para un Masón.

Un “Masón Vocacionado”, es decir, aquel que ha emprendido voluntariamente el proceso de conocerse y despertar, no tiende a evadirse de la realidad.

El “Beneficio” del “Arte Real se construye volviendo a nosotros mismos buscando la verdad y la lucidez: VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM.

Con esta disposición hacia el autoconocimiento, el “Arte Real” se nos manifestará con toda su SABIDURIA, BELLEZA y FUERZA al conectar el lenguaje de los símbolos y rituales masónicos con nuestra propia naturaleza y vivencias, experimentando el proceso integral de la vida.

Sin esta conexión habrá un abismo entre nosotros y el verdadero sentido del “Arte Real”, ya que los símbolos y los ritos de los antiguos maestros canteros no favorecen, por si mismos, la vida espiritual ni el autoesclarecimiento, y mucho menos la construcción de nuestro propio templo.

Sin esta conexión entre los símbolos y rituales con nuestra propia naturaleza y vivencias, llenándolos de contenido, no será posible “esculpirnos” con el impacto y fuerza de los símbolos y metáforas, al dotarlos de verdadero sentido y carga emocional.

Sin esta conexión nuestra pertenencia a la masonería y el sentido verdadero del “Arte Real” serán parcelas distintas y separadas.

Nadie, a menos que tenga un interés vocacionado por conocerse y construirse a sí mismo, debería ser iniciado Masón.

El “Beneficio” del “Arte Real” se construye volviendo a nosotros mismos buscando la verdad y la lucidez: VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM LAPIDEM.



miércoles, 29 de diciembre de 2010

Español...Entrada de las Tres Luces / R.E.A.A.


La “dignidad” de la “Entrada de las Tres Luces” no tiene ninguna relación con la “jerarquía” de los hermanos que representan los oficios de Venerable Maestro, Primer y Segundo Vigilante, nada más lejos de esa vinculación tan “profana”, la “dignidad” nace de su relación con la “LUZ” y la “Espiritualidad”

Con la entrada al Templo de Los dos Hermanos Oficiales, Primer y Segundo Vigilantes, junto con el Venerable Maestro, recibimos a “LOS PORTADORES DEL ESPIRITU QUE ILUMINA LA LOGIA” y que queda simbolizada de forma expresa con la “LUZ”.

¡He aquí la razón de “júbilo”!

Los dos Hermanos Oficiales, Primer y Segundo Vigilantes, junto con el Venerable Maestro representan las “tres luces” de la Logia masónica.

No anuncia “majestuosamente” el Hermano Maestro de Ceremonias:

¡“Hermanos, los Hermanos Oficiales, Primer y Segundo Vigilantes y el Venerable Maestro”!

Sino: ¡“Hermanos, Las Tres Luces”!

Por ello, los Hermanos que ostenten estos oficios deberían cuidar, más que el resto de los Hermanos de la Logia, de desprenderse de todos los “metales” antes de traspasar el umbral del Templo. Concentrándose en sacudirse mentalmente hasta que oigan como “cliquean” al chocar, una vez desprendidos de sus “relatividades”, sobre el pavimento de la zona de Pasos Perdidos.

Prepararnos en la zona de pasos perdidos, “ad portas”, “sacudiéndonos los metales” y sustituyéndolos por la empatía, la gratitud, el perdón, la serenidad, y la construcción de nuestro propio templo es más que necesario si con la apertura y cierre de los trabajos en logia queremos sacralizar tanto el espacio psíquico como físico, a través del ritual y los símbolos masónicos.

“Sacudirse los metales”, en la zona de pasos perdidos, es “conditio sine qua non” para sacralizar nuestros trabajos en logia.


Español...No sé leer ni escribir, solo sé deletrear, dame la primera letra y yo... / R.E.A.A.


En la ENTRADA AL TEMPLO es una gran pérdida el desaprovechar la belleza del ritual de la petición de la PALABRA SAGRADA. No se trata solo de pronunciar el nombre de una de las columnas, ni se trata solo de la palabra que se refiere a la naturaleza interior del Aprendiz y por esta razón encierra un secreto que es irrevelable por más que se la pronuncie o escriba.

Es mucho más: el Aprendiz recibe la palabra sagrada deletreada y no puede darla de otro modo puesto que no sabe leer ni escribir en el Libro de la Vida al inicio de su carrera masónica, al inicio de su viaje hacia el Conocimiento, necesitando a otro hermano para deletrearla, y ese acto, ese gesto de intercambio se transforma en representación y antesala del trabajo en Logia como símbolo de la necesidad de otras “relatividades” para completar la de uno mismo. Abriéndose la posibilidad de un nuevo punto de coordenadas donde fluya la INTUICIÓN y a través de ella nos acerquemos un poco más hacia la VERDAD.

No hay duda sobre la importancia de vivir la Petición de la Palabra Sagrada con toda la Belleza y Fuerza contenidas en su simbolismo.

El Hermano Experto irá retejando a cada Hermano Aprendiz en su grado.

La palabra sagrada:

No sé leer ni escribir, sólo sé deletrear; dame la primera letra y yo te daré la segunda.
EL QUE PIDE: B
EL QUE CONTESTA: X
EL QUE PIDE: X
EL QUE CONTESTA: X

AMBOS: B…

¿No te parece Querido Hermano que pasar del mundo profano a un espacio sagrado requiere su tiempo?



martes, 28 de diciembre de 2010

Español...El Masón trabaja por un ideal simbolizado por el G.A.D.U. / R.E.A.A


No trabaja el Hermano Masón para su propia gloria, ni la de su Logia, ni de la Masonería, sino por un ideal simbolizado por el G.A.D.U.

Esta lección de humildad la recibimos en el momento mismo de la apertura de los trabajos, para tenerla fresca en la memoria durante todo el transcurso de la Tenida”, cuando el Venerable Maestro con toda solemnidad proclama : “a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo,…declaro abierta esta Respetable Logia…”.

¡Trabajamos a la gloria del Gran Arquitecto del Universo!

En la Clausura de los Trabajos, antes de romper la cadena de unión nombramos de nuevo un ideal simbolizado por el G.A.D.U. y así escuchamos proclamar a nuestro Venerable Maestro: “Antes de separarnos, elevémonos juntos hacia nuestro ideal. Que él inspire nuestra conducta en el mundo profano, que guíe nuestra vida, y sirva de faro luminoso para alumbrar nuestro camino”.

“Hermanos elevemos nuestros corazones fraternalmente y que nuestras miradas se vuelvan hacia la Luz”.



Español...La Luz Eterna / R.E.A.A.


El REAA, antes de la entrada de los hermanos al Templo, indica que mientras los hermanos esperamos en la zona de pasos perdidos, el V .•. M .•. entrará en el Templo y encenderá la vela que representa la LUZ ETERNA, situada al pie del altar.

“Es la luz que permanece encendida desde la consagración del templo, y de ella se recoge la llama para la consagración de un nuevo templo. Simboliza el espacio y tiempo sacralizado del recinto”.

Es la luz desde la cual iniciamos el Ritual del encendido de luces, en la apertura de los trabajos en logia.

“La Logia trabaja en un lugar sagrado, y en un tiempo sagrado”.

Los hermanos al intuir desde la zona de pasos perdidos la presencia de la LUZ ETERNA recordaremos su simbología y la calidad del lugar y el tiempo hacía el que nos dirigimos.

Llenar de contenido el símbolo representado por la LUZ ETERNA nos ayudará a los hermanos a desprendernos de los "METALES" antes de proceder a la entrada en el Templo.

Desprenderse de los METALES, en la zona de pasos perdidos, es “conditio sine qua non” para sacralizar nuestros trabajos en logia.


English...Why Freemasonry differs from other kinds of associations?

domingo, 26 de diciembre de 2010

Español...¿Deberíamos dotar a nuestras logias con un detector de metales?


En masonería la noción de sagrado nos permite a los hermanos masones trabajar espiritual y moralmente en una separación con lo profano.

Como espacio sagrado, el templo masónico, es un recinto donde somos nutridos en un nivel profundo de nuestra conciencia. Un espacio sagrado que nos dispone para buscar la Sabiduría, la Belleza, y la Fuerza dentro de nuestros condicionamientos y relatividades, al mismo tiempo que nos otorga la seguridad suficiente para abrirnos y recibir la energía de la vida a través de la fuerza creativa pura, al debastar nuestra propia piedra bruta.

Este espacio sagrado no existe “per se”, ni “ex nihilo”. Siendo mucho más que un lugar físico se crea de nuevo en cada tenida, limitado por la apertura y el cierre de los trabajos en logia.

De ahí la importancia de “sacudirse los metales” en la zona de pasos perdidos, “ad portas”, antes de entrar en el Templo. Sin este “ejercicio” no nos será posible sacralizar ni el espacio físico, ni nuestros trabajos; y tanto nos dará “reunirnos” en el interior del templo como en la zona de pasos perdidos, sin hallar mayor diferencia que la decoración y la distribución de los hermanos en el recinto.

“Sacudirse los metales”, en la zona de pasos perdidos, es “conditio sine qua non” para sacralizar nuestros trabajos en logia, ya que los metales pueden llegar a tener tal fuerza que logren distorsionar y desplazar el sentir de lo masónico.

Como medio de seguridad para garantizar que lograremos abandonar el mundo profano y crear un verdadero espacio simbólico y sagrado en las tenidas ¿deberíamos dotar a la Logia con un detector de metales, con pitido y vibrador?

No, no será necesario tal dispendio. Existen a nuestro alcance otras herramientas y técnicas que podemos utilizar en esta empresa de “sacudirnos los metales”.

Casi todos los métales se oxidan y fragmentan con la exposición al aire. La técnica es simple, consiste en una introspección verdadera y a conciencia de nuestros pensamientos, actitudes y emociones. De esa manera es posible atacar los metales ahí cuando aparecen para empujar, con su presencia, hacia lugares diferentes que no queremos transitar. Una introspección verdadera que debe estar en comunión con los valores de la masonería.

El problema está en que algunos hermanos se lo ponen difícil a la “Verdad”, quizá porque desconocen que la llevan incorporada.

Prepararnos en la zona de pasos perdidos, “ad portas”, “sacudiéndonos los metales” y sustituyéndolos por la empatía, la gratitud, el perdón, la serenidad, y la construcción de nuestro propio templo es más que necesario si con la apertura y cierre de los trabajos en logia queremos sacralizar tanto el espacio psíquico como físico, a través del ritual y los símbolos masónicos.

“Sacudirse los metales”, en la zona de pasos perdidos, es “conditio sine qua non” para sacralizar nuestros trabajos en logia.

martes, 21 de diciembre de 2010

Español...El LAICISMO significa un despertar de la condición humana, un nuevo nivel de conciencia colectiva


El concepto de “Estado Laico”, versus “Estado confesional”, surgido históricamente a finales del XIX, y vinculado al “Siglo de las Luces” y a la Revolución Industrial, considera su fundamento en la “libertad de conciencia” y la no imposición de normas y valores morales contenidos en religión alguna.

Un “Estado Laico” no es sinónimo de hostilidad o indiferencia contra ninguna religión o Iglesia, sino todo lo contrario, basándose en los derechos constitucionales que garantizan la “libertad de conciencia” y “la libertad religiosa” como pilares del respeto a la “pluralidad” dentro de las sociedades “liberales”; basándose en estos principios, protege la diversidad religiosa y la cooperación con todas las confesiones dentro de la “neutralidad del Estado”.

Fernando Savater, profesor de ética y filósofo, resume este principio cuando dice que “en la sociedad laica tienen acogida las creencias religiosas en cuanto derecho de quienes las asumen, pero no como deber que se pueda imponer a nadie. De modo que es necesaria una disposición secularizada y tolerante de la religión, incompatible con la visión integrista que tiende a convertir los dogmas propios en obligaciones sociales para otros o para todos”.

Fernando Savater va mas allá, al añadir que: “Lo mismo resulta válido para las demás formas de cultura comunitaria, aunque no sean estrictamente religiosas”.

Es de resaltar que durante el siglo XIX, especialmente en Francia, al proporcionar al sustantivo “laicismo” un contenido de “acción” y “proceso”, es decir, la puesta en práctica del laicismo, a través de la palabra “Laicización”, se entendió todo aquello que había que hacer para desvincular la educación del control de las órdenes religiosas, buscando una escuela pública, gestionada exclusivamente por el Estado, garantizando la igualdad para todos.

Este significado de “Laicización” ha ido configurándose, con toda su dimensión actual, durante los siglos XX y XXI al entenderse como resultado de la “evolución de las sociedades” a la luz de los “Derechos Humanos” y el respeto de la pluralidad.

La palabra laicismo procede del griego “laikus” (pueblo) en oposición a “Klerikus” (Clérigo).

El “laicismo” como fenómeno histórico, social, económico, político y cultural significa un “despertar” de la condición humana, un nuevo nivel de “conciencia colectiva”.

Para comprender ese “despertar” de la condición humana, podemos recurrir a los sustratos de nuestras culturas denominadas “occidentales”: a la antigüedad grecorromana, donde los filósofos intentaron explicar el origen de las creencias.

El poeta romano Lucrecio en “De natura rerum” (sobre la naturaleza de las cosas) decía que los hombres inventaron a los dioses para explicar las maravillas y los misterios de la naturaleza, para explicar lo que no entendían ni controlaban.

El sofista helénico Critias pensaba que la religión, y el temor a los dioses, se había inventado para imponer a cada uno el respeto a la sociedad: disciplina, moral, así como el sentido del bien y del mal.

La mayoría de antropólogos, psicólogos y sociólogos ven resumidos, en estos dos postulados, la justificación histórica y evolutiva de las las sociedades teocráticas y confesionales

Es en la evolución de la condición humana y de las sociedades donde los Derechos Humanos y el respeto a la pluralidad construyen esa “nueva conciencia social”, es en ese nivel donde la “laicidad” adquiere todo su sentido.

El “laicismo” como fenómeno histórico, social, económico, político y cultural significa un “despertar” de la condición humana, un nuevo nivel de “conciencia colectiva”.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Español...La auténtica masonería tiene sus cimientos en los masones vocacionados


En una logia donde los hermanos nos limitamos a vivir de un modo descriptivo y superficial los símbolos y rituales masónicos, en vez de comprenderlos y conectarlos con nuestras propias existencias; en esta clase de logia, lo que hacemos es alentar la mera acumulación de datos, desarrollando el hábito de pensar mecánicamente. Pero, la verdad es que nada de eso ayuda al masón a convertirse en un “homo initium”, ni a construirse como un ser integrado.

Una logia como esta no favorece la “libertad” del masón ni la comprensión del “Arte Real”. Los símbolos y rituales divorciados de la vida no tienen gran significación, ni poder de modificar nuestras conciencias.

En este tipo de logia no sabremos preparar el terreno, ni podremos abonar la buena tierra para un verdadero “renacimiento” de la masonería en este siglo XXI. Peor aún, cabe con toda probabilidad que la existencia de la logia transcurra generando malentendidos, conflictos y altercados entre hermanos.

Si los hermanos no estamos viviendo nuestro propio interés “vocacionado” por la masonería, forzosamente generaremos envidia y antagonismo entre nosotros, y malgastaremos nuestras energías en altercados por detalles insignificantes y en discusiones inútiles; mientras que si nos mueve una ardiente motivación por hacer realidad nuestra propia construcción, siguiendo el mensaje del acróstico V.I.T.R.I.O.L, todas las irritaciones y desavenencias superficiales rápidamente quedarán atrás.

La masonería vocacionada nos hace flexibles en las relaciones de fraternidad; y, al mismo tiempo que nos impulsa a ser individualmente libres, nos ajusta a los reglamentos haciendo todo lo necesario para el beneficio de toda la logia.

Si tenemos un interés vocacionado, entonces habrá un ajuste constante y reflexivo por parte de todos los hermanos a las exigencias que ineludiblemente conlleva la gestión de una logia. En toda relación hay fricciones y malentendidos inevitables, pero estos se magnifican cuando el afecto vinculador del interés común está ausente.

En una logia, donde los hermanos han vocacionado su interés por la masonería, los antagonismos y las fricciones se ven como lo que son: inútiles y destructivos, y todas las conversaciones y discusiones ayudan a averiguar qué es lo razonable y no quién tiene razón.

La verdad es mucho más importante que los hermanos que componemos la logia. Una logia que no busca la verdad está abocada a la decadencia.
La “Sabiduría” y el “Espíritu de la fraternidad” deben permear la logia entera a todas horas. Esto no es algo que podamos dejar a la casualidad; y el mencionar, sea constantemente o ocasionalmente, las palabras “hermano” y ”fraternidad” tiene muy poca significación sin un interés vocacionado por la masonería.

Cuando hay un interés común en la vivencia, el sentido y la vigencia de la masonería, hay también franqueza y fraternidad entre los hermanos, y jamás puede surgir el antagonismo entre nosotros; pero si falta ese interés común, aunque superficialmente cooperemos a fin de obtener el beneficio de todos, cabrán siempre el conflicto y la enemistad.

Para crear una logia masónica vocacionada, cada uno de nosotros tiene que ser su propio maestro: tenemos que reeducarnos a nosotros mismos como eternos aprendices.

El verdadero masón es rico interiormente y, por tanto, no pide nada para él; no es ambicioso, ni busca el poder en forma alguna; no utiliza su “grado” o “condición” como medio de conseguir posición o autoridad, y está, así pues, libre de toda coacción por parte de otros hermanos y de todo control profano.

Tales hermanos tienen lugar preferentemente en una masonería vacacionada, ya que la auténtica masonería tiene sus cimientos, no en los grados, ni en los oficios ni en sus órganos, sino en los masones vocacionados.

Si el núcleo de los hermanos de una verdadera logia se compone de hermanos vocacionados, entregados a su propia contrucción, atraerá a otros hermanos que tengan el mismo propósito e interés en la masonería, y aquellos hermanos que no estén vocacionados se sentiran fuera de lugar. Si el centro está alerta y no vive mecánicamente las metáforas creadas por los símbolos y rituales, cabe la posibilidad de que la periferia se anime a vocacionar su interés por la masonería, o se desanime y acabe por desaparecer.

Una triple exclamación:

¡La auténtica masonería tiene sus cimientos, no en los grados, ni en los oficios ni en sus órganos, sino en los masones vocacionados!

¡La auténtica masonería tiene sus cimientos, no en los grados, ni en los oficios ni en sus órganos, sino en los masones vocacionados!

¡La auténtica masonería tiene sus cimientos, no en los grados, ni en los oficios ni en sus órganos, sino en los masones vocacionados!




sábado, 27 de noviembre de 2010

Español...Un masón vocacionado prefiere el fluir suave a la velocidad


Comúnmente, para poco provecho del masón y de la Masonería, equivocamos el sentido del proceso del “Arte Real” al medir nuestro “trabajo masónico” en función de los grados, oficios y condecoraciones adquiridas.

¿Qué pasaría si el “criterio de excelencia”, si nuestra regla de 24 pulgadas, fuera cuán plenamente presente estuvo el masón durante ese proceso? Es decir, si midiéramos nuestro “trabajo masónico” desde la calidad con que se hizo la obra, considerando la cantidad de sentimiento y de pensamiento que subyace en el trabajo creativo de desbastar nuestra propia piedra.

El “Arte Real”, a través de las metáforas creadas con los símbolos y rituales, únicamente nos “construye “cuando experimentamos el proceso integral de la vida. Sin esa vivencia personal, todos los grados adquiridos no tienen ningún valor. Tal es el objeto cuando damos contenido a los símbolos y rituales, al mismo tiempo que con una actitud personal proactiva y con una “atención plena”, nos atrevemos a tomar las riendas de nuestra propia existencia, de nuestro propio condicionamiento.

Medir nuestro “trabajo masónico” sin este “criterio de excelencia” es reducir nuestro pase de un grado a otro a una mera vivencia mecánica y superficial. Y, lo que es más desafortunado, sin este “criterio de excelencia” es inviable nuestra propia construcción; ya que, desde esa postura y forma de vivirla: en el momento en que la empezamos ya está terminada, al confundir nuestro “perfeccionamiento “con unos grados otorgados por los hombres.

Un masón adiestrado sin más es una mera descripción de símbolos y rituales, creyendo que su “perfeccionamiento” consiste en un simple pasar de un grado a otro, está anclado en su pasado, y no está en condiciones de descubrir lo nuevo. No está en condiciones de vivir los trabajos “iniciáticos”, ni está en condiciones de recibir el mayor y más preciado regalo del “Arte Real”: el “autoesclarecimiento”.

Considerarse a sí mismo como una obra en construcción es el primer paso para seguir el mensaje del acróstico V.I.T.R.I.O.L., y , el masón cuya regla de 24 pulgadas contiene el “criterio de excelencia” prefiere el fluir suave a la velocidad.

Un masón debe tener cuidado en no basar inconscientemente o conscientemente su pertenencia a la Masonería en una lógica de competición, en una carrera por los grados.

Peor todavía, el masón identificado sólo con los grados, oficios y condecoraciones obtenidas o por obtener, tergiversa el sentido y la vigencia de la Masonería, su visión de la misma está completamente deformada y, por consiguiente, la percepción de su propia construcción. La única forma de volver a tener una visión correcta pasa por su propia reeducación masónica, “vocacionando” su interés por la Masonería. El camino del “Arte Real” empieza dentro de uno mismo, con la autoconciencia y la necesidad de buscar la verdad. Es una transición de lo externo a lo interno. Por ello, el don más precioso que un masón puede otorgarse es animarse a “vocacionar” su interés por la Masonería.

Aunque no lo percibamos, el beneficio del “Arte Real” siempre está presente, siempre está con nosotros. Es lo más real de todo lo real. No se ve, pero se pueden ver sus efectos.

Un masón vocacionado prefiere el fluir suave a la velocidad.

viernes, 29 de octubre de 2010

Español...El "Masón Vocacionado" no tiende a evadirse de su realidad


La Masonería, con el “Arte Real”, no nos proporcionará ningún “Beneficio Masónico” si lo que buscamos en ella viene impulsado por una huida o por un mecanismo compensatorio a nuestra “existencia” y “circunstancias”.

El “Beneficio” del “Arte Real no se construye al escapar o compensar nuestra realidad, sino en volver a nosotros mismos buscando la verdad y la lucidez: VISITA INTERIORA TERRA RECTIFICANDO INVENIES OCCULTUM.

A través de los “Símbolos” y los “Rituales”, del “Arte Real”, los masones debemos experimentar y sentir el proceso integral de la vida. Dotándolos, a estos “Símbolos” y “Rituales”, de verdadero sentido y carga emocional al comprender su relación con nuestra propia naturaleza y vivencias.

Un “Masón Vocacionado”, es decir, aquel que ha emprendido el proceso de despertar voluntariamente, no tiende a evadirse de la realidad. El “Masón Vocacionado”, preparado para un crecimiento interior radical y profundo, vive el seguimiento del mensaje del acróstico V.I.T.R.I.O.L. comprometiéndose con su vida, con la Fraternidad y con la vida de su sociedad.

El aspecto más significativo de un “Masón Vocacionado” reside en su propio trabajo: íntimo y secreto; el cual será incompleto si la “Nueva conciencia” y la “Lucidez” adquiridas a través del mismo no se aplican en su vida diaria y en su propia cotidianeidad: en su trabajo, en sus relaciones y en las respuestas a las situaciones planteadas en su entorno más próximo y en el resto del mundo.

En el “Masón Vocacionado” todo es “acción”: antes, durante y después de adquirir “nuevas conciencias”. Su trabajo consiste en desbastar y pulir su propia piedra, participando en la construcción del Templo de la Humanidad.

Un “Renacimiento de la Masonería” requiere redefinir el concepto de “práctica” y “acción”, mientras regamos la semilla de la “Masonería Vocacionada”. Un “masón vocacionado” sabe dónde reside la diferencia entre la “Masonería” y otros tipos de organizaciones.

En verdad, la gracia capital de la vocación masónica es, que aquel que la posee, “el vocacionado”, vive el ejercicio de esa vocación como su mejor recompensa.

Una recompensa mayor y más amada que todos los “pluses”, “primas”, “prebendas” y “sobresueldos” que pudiera alcanzar como consecuencia de pertenecer a una u otra logia, a una u otra obediencia.


sábado, 25 de septiembre de 2010

Español...¿Podría ser "iniciado" un "lobo disfrazado de oveja"?


Muchos de vosotros, en diversas ocasiones, habéis resaltado la publicación anterior titulada “lobos disfrazados de ovejas”, y, algunos de vosotros, tácitamente o de un modo directo, habéis asociado su contenido con nuestras Logias y Obediencias.

Nada más lejos de mi intención, cuando compuse el texto, que crear polémica alguna. La reflexión sobre esta clase de lobo la escribí como metáfora y denuncia por el “acoso moral” que está viviendo un amigo del Facebook.

Ahora, ya entrados en materia, y en honor a la verdad, deberemos reconocer que esta clase de “lobo disfrazado de oveja” puede instalarse en cualquier tipo de comunidad u organización. Por lo que, subsiguiente a lo expuesto, no resultará absurdo ni disparatado cuestionarse sobre si podría ser “iniciado” un “lobo disfrazado de oveja” en la Masonería.

La pregunta más que de absurda o disparatada, tal vez, habría que calificarla de “conveniente” y “necesaria”, por el bien de la Fraternidad.

Estos “lobos disfrazados de oveja” son capaces de entrar en cualquier organización del modo más sencillo y natural de lo que cabría esperar. Su capacidad de manipulación y astucia le abrirán las puertas de “par en par”.

Dijo William March que “la buena gente no suele sospechar de los demás; no pueden imaginarse al prójimo haciendo cosas que ellos son incapaces de hacer”; esto, evidentemente, es una ventaja para los “lobos disfrazados de oveja”.

Por otro lado los Hermanos que han de tomar decisiones sobre su aceptación en la Fraternidad no siempre son Hermanos plenamente entrenados y capaces de hacer frente a un “lobo disfrazado de oveja”, poseedor de un encanto y una fuerza de convencimiento especiales.

El “lobo disfrazado de oveja” dará la impresión que, ante los ojos del aplomador, se halla el masón ideal.

Más aún, el ingreso de este “lobo disfrazado de oveja” es casi inevitable. Alguien con su habilidad de manipulación, y sin ningún reparo en mentir, puede engañar al Hermano más “instruido” en este tipo de lobos. Todos podemos ser manipulados, timados y utilizados. Un “lobo disfrazado de oveja” puede hacer bailar a cualquiera al ritmo que le plazca.

“El lobo disfrazado de oveja” hace daño gracias a su forma manipuladora de manejar al resto de los Hermanos, a su desconsideración hacia las necesidades ajenas y a su modo de tomar cualquier ventaja que se le presente por encima de cualquier Hermano. Demoliendo la estabilidad y buen funcionamiento de la Logia.

Pero, ¿Por qué un “lobo disfrazado de oveja” ha de tener interés en formar parte de la Masonería? Sin duda las ventajas "materiales" y “profanas” que él imagine, así como el rol de “grado” y de “líder” son muy atractivos para esta clase de lobo.

Y, en la logia, el resto de Hermanos, compartiremos trabajos con alguien que no “juega” a lo mismo que nosotros. Los “lobos disfrazados de oveja”, careciendo del fondo emocional que produce un “despertar veraz”, se sabrán la “teoría” pero no sabrán como practicarla. Mentir, engañar y manipular son talentos naturales para el “lobo disfrazado de oveja”.

El “lobo disfrazado de oveja” con su gran habilidad manipuladora, y sin ningún reparo en tergiversar los hechos y en calumniar puede avanzar hacia sus objetivos muy deprisa. Siendo capaz de usar su encanto, sus habilidades sociales y sus relaciones para ganarse la confianza de los demás. Muchas veces, sus maniobras se verán facilitadas por la credulidad del resto de Hermanos, que confiamos demasiado en la bondad del "hombre". Pero, no, no hablamos del "hombre", estamos frente a un “lobo disfrazado de oveja”.

El “lobo disfrazado de oveja” manipula a todos los Hermanos que tiene a su alcance, pero nosotros no nos damos cuenta: somos utilizados como “peones” para influir sobre las actitudes de otros Hermanos y para distorsionar la comunicación y el funcionamiento de la Logia en beneficio del "lobo disfrazado de oveja". Peor aún, manipulando las redes de información, el “lobo disfrazado de oveja”, buscará aumentar su reputación, mientras desacredita a los demás y crea conflictos y rivalidades entre nosotros; rentabilizando, las guerras de poder y el caos, en su provecho.

Puede darse que algunos Hermanos empiezan a ver “de qué va todo esto”, descubriendo que “su Hermano” es un “lobo disfrazado de oveja”, y, tal vez, le desafíen abiertamente. Pero, en una Logia dominada por un “lobo disfrazado de oveja”, lo más probable es que sea demasiado tarde para estos Hermanos. El “lobo disfrazado de oveja” habrá tenido tiempo de neutralizarles. ¿Cómo? Difundiendo información sesgada que les ha desacreditado en la organización.

En verdad, la cuestión no es tanto cuántos “lobos disfrazados” se habrán iniciado en la Masonería, sino cómo “detectar” y “paliar” el impacto de su actuación en la Fraternidad.

Solo se me ocurre citar, y con ello terminar el texto, unos versículos de San Mateo:

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”.

Una triple exclamación:

¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!
¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!
¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!




martes, 21 de septiembre de 2010

Español...Lobos disfrazados de ovejas


En está publicación os hablaré de una clase de lobo: EL LOBO DISFRAZADO DE OVEJA. De como se instala en ciertas comunidades, pasando desapercibido. Aunque no estoy muy seguro de la verdadera finalidad que persigue ni del por qué de su comportamiento.

Esta clase de lobo no es biológicamente distinto al “Canis Lupus”. Es uno más de esta especie, un mamífero del orden de los carnívoros. Exteriorizando su misma fisiología: voluminoso pelaje, dientes fuertes y afilados, ojos amarillos, estrecho pecho y espalda potente, así como poderosos músculos en sus patas.

Sin embargo, “el lobo disfrazado de oveja”, difiere “moral” y “psicológicamente” del resto de sus congéneres. No vive en manadas. A veces pueden compartir su espacio con otros lobos, durante un tiempo reducido y esporádicamente; pero, solamente con otros lobos disfrazados de oveja, con otros lobos de su misma clase, ya que su hábitat natural son los rebaños.

Esta clase de lobo, por su “personal moral” y “psicología”, ha sabido evolucionar adquiriendo ventajas competitivas para adaptarse a su medio: EL REBAÑO DE OVEJAS.

Como esta evolución no le ha sido posible por medio de adaptaciones fisiológicas, ni a través del desarrollo de su inteligencia, ha tenido que recurrir al “mimetismo”. Adquiriendo una elevada capacidad de camuflaje, pasando desapercibido al cubrir el aspecto de su cuerpo con una piel de oveja.

Más aún, tanto ha perfeccionado esta adaptación, que comprendiendo que en el mundo hay más de 800 razas de ovejas (churras, merinas, manchegas, aragonesas, australianas, chilenas,..etc.) y, en consecuencia, una gran variedad de pelajes y balidos, cuando un lobo de esta clase quiere camuflarse en un rebaño, su primer trabajo consiste en sentarse sobre sus patas traseras, y con sus ojos amarillos, manteniendo la mirada, observar y absorber la “personalidad del rebaño"; con el fin de ser reconocido, por las ovejas, como una de ellas. Para, paso seguido, seleccionando su primera víctima, cubrirse con su pelaje.

Sin embargo, este tipo de adaptación al rebaño conlleva el peligro de ser desenmascarado, ya que el “lobo disfrazado de oveja” no sabe como mantener “la piel de oveja” en su sitio, evitando que se deslice. Con el riesgo de quedar, total o parcialmente, al descubierto. Ahora comprenderéis el por qué, entre tantos “ungulados” de medio y gran tamaño como las cabras, rebecos, renos, antílopes, alces, yaks y bisontes, el “lobo disfrazado de oveja” tiene preferencia por las ovejas. A estas las considera tontas y sabe como manejarlas. Claro, siempre y cuando se mantengan en el rebaño.

Una vez, “el lobo disfrazado de oveja”, “reconocido y aceptado” por el rebaño, persiguiendo sus fines, irá escogiendo una victima detrás de otra; y en algunas ocasiones, varias a la vez, dependiendo de su afán y del riesgo de ser descubierto.

Como ya os he dicho, el “lobo disfrazado de oveja” considera a estas tontas, al pasar la mayor parte de su existencia con la cabeza mirando hacia el suelo buscando pastos, hojas, hierbas y plantas que comer; y replegándose en rebaño para, pegadas unas a otras, dirigirse al redil.

El “lobo disfrazado de oveja” tiene, sin saberlo estos, unos muy buenos aliados en los perros que protegen y defienden al rebaño. Las ovejas y los perros mantienen una relación de confianza reciproca y total aceptación; ya que estos viven, comen y duermen con la ovejas; y las protegen de los ataques de los animales salvajes, entre ellos los lobos. Pero, los perros, no son capaces de defenderlas de los “lobos disfrazados de oveja, al no identificarlos. Peor aún, como los perros y los lobos pertenecen a la misma familia de los cánidos, estos se confunden prefiriendo, dentro del rebaño a “los lobos disfrazados de ovejas”, al sentir que estas ovejas (los lobos) comparten cierta familiaridad con ellos. Y, sin ser conscientes, se ven cegados por esa simpatía hacia lo que ellos consideran afinidad; abandonando el rebaño a su suerte.

Si una oveja tiene la desgracia de presenciar como se le desliza el pelaje al “lobo disfrazado de oveja”, reconociendo sus erectas orejas, sus afilados dientes, o cualquier otro rasgo de su fisonomía, automáticamente, es seleccionada como la siguiente victima. Siendo aniquilada y sirviendo de alimento al lobo desenmascarado. Y así, entre las ovejas que se come para alimentarse y las que elimina por observadoras o haberse encontrado en el lugar y momento menos oportuno (cuando se les desliza la piel de oveja), va acabando con el rebaño.

Y, entre el tiempo que transcurre desde el momento en que el “lobo disfrazado de oveja” es admitido en el rebaño y el momento en que lo destruye, los perros y el pastor no saben dar una respuesta a su asombro, viendo como, ante sus ojos, se va reduciendo el rebaño hasta desaparecer, una a una, todas las ovejas.

Aunque no estoy muy seguro de la finalidad que persiguen ni del por qué de su comportamiento, puedo suponer que cada “lobo disfrazado de oveja” tendrá sus propios “afanes”, aunque utilicen el mismo método perfeccionado y evolucionado.

¿Y tú, has visto deslizarse alguna "piel de oveja"?

Español...¿Podemos hablar de un verdadero "Renacimiento" de la Masonería?


Una nueva ola generada por la morbosidad hacia las “sociedades secretas” y lo “esotérico” ha convertido a la Masonería en un “elemento de consumo”, superficial y frívolo, de la cultura de masas.

Un “elemento de consumo” que, satisfaciendo el interés de la sociedad por los “tópicos” y los “sensacionalismos”, mal informa. Llegando a confundir y distorsionar la realidad, mientras entretiene, sin aportar nada a nivel educativo y cultural.

Una nueva ola a la que algunos hermanos nos hemos sumado, al confundir nuestra participación y colaboración con los mass media con la tan divulgada “apertura hacia la sociedad”. Sin controlar el “mensaje” y el “impacto” real de las mismas.

Una nueva ola con la que algunos hermanos hemos colaborado con nuestras omisiones.

Una nueva ola a la que, desafortunadamente, muchos hermanos hemos llegado a identificar con un “Renacer de la Masonería”, impactados por el número de profanos que golpean las puertas de nuestras logias.

A raíz de este tipo de interés social por la faceta “esotérica y paranormal” de la Masonería, por su actividad “conspiradora”, por su “poder oculto”, por la fraternidad de “masones poderosos”…A raíz de esta “nueva ola”, ¿podemos hablar de un “Renacimiento de la Masonería?: ¡NO, en absoluto!

¿Cuándo podremos hablar de un “Renacimiento de la Masonería”? La respuesta es mucho más sencilla de lo que parece. Os daré dos pistas, recurriendo al ejemplo de otra época y renacimiento.

Como, PRIMERA PISTA, me permitiréis hablar del Poeta y humanista italiano Francesco Petrarca, nacido en Arezzo, un mes de julio de 1304.

Francesco Petrarca soñaba con la “rinascita”, con el renacimiento de los ideales que habían inspirado la antigüedad clásica, con un re-nacer , considerando a las culturas clásicas como “la realización suprema de un ideal de perfección”.

Petrarca fue el primero en utilizar este término y sus trabajos tuvieron una gran importancia e influencia en ese período de grandes logros y cambios culturales que constituyó la transición entre el Medievo y Europa moderna: el Renacimiento.

Como, SEGUNDA PISTA, os diré que el Renacimiento no se fundamentó en las manifestaciones concretas de la historia política, militar, económica o social del mundo grecolatino. El Renacimiento, sin prescindir de ellas, se cimentó en la “ética” y “estética” de esos ideales clásicos que tenían como característica principal el concepto de la libertad del hombre.

Llegados a este punto, creo, ya habréis intuido cuándo podremos hablar de un verdadero “Renacimiento de la Masonería”.

Efectivamente, querido hermano, podremos vivir un verdadero “Renacimiento de la Masonería” el día en que la mayoría de los hermanos trabajemos en la “utopía” y el “ideal” de la “masonería especulativa”, cuando sustituye la construcción de templos de piedra por la construcción de “TEMPLOS ESPIRITUALES”, por la construcción del “TEMPLO DE LA HUMANIDAD”.

Y, sin prescindir de la controvertida historia y evolución de nuestra Fraternidad, fundamentemos el sentido y justificación de su existencia en lo más básico de su razón: TRABAJAR NUESTRA PROPIA PIEDRA.

“Muchos queremos cambiar el mundo, que el mundo mejore. Pero pocos estamos dispuestos a empezar por donde únicamente puede empezarse: CAMBIARSE A UNO MISMO.”

He aquí cuándo se producirá el verdadero “Renacimiento de la Masonería”, de la “Fraternidad Universal”: cuando los Hermanos Masones seamos capaces de basar, nuestro verdadero interés por la Masonería, en el seguimiento del acróstico V.I.T.R.I.O.L.

Ese día no necesitaremos ninguna razón, ni justificación de la Masonería en este siglo XXI. Ese día nos sorprenderemos del verdadero poder, influencia y repercusión de la Fraternidad Universal.

Querido Hermano, ¿no te animas a formar parte de este Renacimiento?

Un Triple Abrazo Fraternal

domingo, 5 de septiembre de 2010

Español…¿Puede cualquier Maestro Masón ocupar el Oficio de Segundo Vigilante?



Los símbolos y los ritos de los antiguos maestros canteros no favorecen, por si mismos, la vida espiritual ni el autoesclarecimiento, y mucho menos la construcción de nuestro propio templo. Los símbolos y ritos no tienen un poder intrínseco para “esculpirnos”, a no ser que con nuestro interés en seguir el mensaje del acróstico V.I.T.R.I.O.L. los dotemos de verdadero sentido y carga emocional al comprender su relación con nuestra propia naturaleza y vivencias, mientras experimentamos y sentimos el proceso integral de la vida.

La repetición, la memorización, el hábito y la vivencia mecánica de los símbolos y rituales masónicos hacen la mente perezosa. La inteligencia de un “masón vocacionado” no tiene nada que ver con aprobar exámenes, ni con acumular conocimientos de un modo descriptivo y abstracto. El trabajo del Masón se vivencia con la “inteligencia emocional”, la única capaz de despertar nuestra propia conciencia.

El “masón vocacionado” sabe que su propia “piedra bruta” puede hablarle a través de esos maravillosos caminos que se conforman con sus pensamientos, sus sentimientos y sus emociones; los cuales, como termómetros, si sabe prestar atención, le van a revelar su verdadera morfología.

Para un “masón vocacionado” tomar conciencia de sus propias emociones implica una “inteligencia emocional” desarrollada.

El “masón vocacionado” sabe del impacto y poder que tienen el lenguaje de los símbolos y las metáforas cuando se les dota de verdadero sentido y carga emocional.

De ahí la importancia de la formación de los Hermanos Aprendices, al inicio de su “camino masónico”, sobre cómo “llenar” y “vivenciar”, por si mismos, los símbolos y rituales con ese “algo propio” nacido de su necesidad sincera y real de autoesclarecimiento ; de ese “algo propio” generado en sus respuestas personales, proactivas y plenas a la vida; de ese “algo propio", resultado de su modo de estar en el mundo.

Como todos sabemos la instrucción de los Hermanos Aprendices recae en el Hermano Segundo Vigilante, encargado de organizar la formación de los mismos. El Hermano Segundo Vigilante debe ser un guía espiritual en el sentido más amplio de la palabra. Sin ser nunca un gurú o un pastor, debe ayudar a cada Hermano Aprendiz a encontrar la llave para abrir su mundo espiritual.

Éste debe saber valorar las actitudes de los Hermanos Aprendices y sacar lo mejor de cada uno de ellos, conocer como ayudarlos en cada caso, dependiendo de las situaciones que tengan que superar; acompañándoles , de un modo sutil, en su despertar a nuevas conciencias.

El Hermano Segundo Vigilante, como responsable de la instrucción, debe estimular al Hermano Aprendiz a “vocacionar” su interés por la masonería siguiendo el mensaje del acróstico V.I.T.R.I.O.L. y a visualizar el beneficio del “Arte Real”; sin lo cual no tendrá ninguna posibilidad de formar parte de ese “HOMBRE NUEVO” y “EVOLUCIONADO” que se conforma mágicamente con “EL HOMBRE INICIADO”. Renunciando, por ello, a participar en la construcción de un “nuevo mundo”, levantando su propio Templo.

¿Puede cualquier Maestro Masón ocupar el Oficio de Segundo Vigilante? Por poder, puede, pero no debería por el bien de la Logia y de la Masonería. Según sea el Maestro Masón así será su trabajo al ocupar el Oficio de Segundo Vigilante, cabiendo la posibilidad, a medio plazo, de configurar la Logia con mandiles sin el masón correspondiente.

Si el Hermano Segundo Vigilante no ha recibido una instrucción correcta, si no ha “vocacionado” su interés por la Masonería, si no ha visualizado el beneficio del “Arte Real”, si no ha desarrollado su “inteligencia emocional” ¿qué puede enseñar, salvo el conocimiento mecánico en el que se le ha instruido?

Es realmente sorprendente que los Maestros Masones puedan ocupar el Oficio de Segundo Vigilante y convertirse en instructores de Hermanos Aprendices sin haber recibido instrucción alguna que les prepare para esta tarea de tan suma importancia. Si el Hermano Segundo Vigilante es ciego, ¿podrá ayudar a los Hermanos Aprendices a seguir el camino del acróstico V.I.T.R.I.O.L.?

La verdadera instrucción de un Hermano Aprendiz empieza por el instructor: el Hermano Segundo Vigilante, que deberá conocerse a sí mismo y estar libre de patrones y vivencias mecánicas sobre el “Arte Real”. Más aún, enriquecido con su propio seguimiento y vivencia del acróstico V.I.T.R.I.O.L., a través de la "Luz" que refleje, seducirá a los Hermanos Aprendices al igual que nos seducen los reflejos de la luz del sol sobre las corrientes cristalinas y las piedras pulidas de los arroyos.

Si vemos la verdad de esto, nos daremos cuenta de lo importante que es empezar por formarnos debidamente, todos los Hermanos de una Logia, como eternos aprendices. Ocuparnos de nuestra propia reeducación masónica, “vocacionándola”, es mucho más que necesario y urgente si no queremos configurar nuestras Logias con “Mandiles sin Masón”, llevándolas a una mera asociación dónde no se percibe ni de lejos el beneficio del “Arte Real”.




viernes, 3 de septiembre de 2010

English…Where is the true power of Freemasonry generated?


In a previous publication I have shared with you my reflection on what is the “basic training" for a Freemason.
This kind of training should help us ask and question how to "fill" and "live" our Freemasonry symbols and rituals with our “personal experience”.

A “personal experience” gestated by our need for a real and sincere self-knowledge, by our full, proactive and personal responses to our life and circumstances। A “personal experience” gestated by our “way of being” on the world.

The "Royal Art, as a method of self-knowledge, as a personal construction way , works through symbols and rituals of the old master masons, and lacking the Freemasons of gurus, is the "quality" and "sincerity" of our "personal experience" the only way to guarantee a good result and success for our own Temple Contruction.

Without this "personal experience", we will only get a mere and descriptive accumulation of knowledge about symbols, Masonic metaphors and rituals; and as far, a mechanics and "Light experience”, without benefiting from the impact and power that the language of symbols and metaphors have to configure us, as long as, we work to degrade our obscurities, in a constant search for the truth which has its apex in the utopia of the "ILLUMINATION".

Here is where we can find the true power of the Freemasonry, the "Royal art": in the impact and emotional intensity of Masonic metaphors and symbols on our neuronal structure modifications caused by these emotions and feelings capable of “sculpting" our own rough stone; capable of “building" our own World.

Some people want to change the world, to improve the world"। "But few are willing to start from where we can only start: CHANCHING ONE SELF.

Dear Brother, therefore, if you are taking charge of your own existence with sincerity and creativity, if you need to follow the “Illumination Utopia, if you have a vocational interest in Freemasonry; if so, you will have understood where is the true power of Freemasonry, even better, you will know where you can find your reward: IN THE EXERCISE OF YOUR FREEMASONRY VOCATIONAL INTEREST.

domingo, 29 de agosto de 2010

Español…¿Dónde se genera el verdadero poder de la Masonería?


En una publicación anterior compartí con todos vosotros la reflexión sobre cuál era la “formación básica” para un Masón, concluyendo que está formación debería ayudar a cuestionarnos cómo “llenar” y “vivenciar”, por nosotros mismos, los símbolos y rituales con ese “algo propio” nacido de nuestra necesidad sincera y real de autoesclarecimiento ; de ese “algo propio” generado en nuestras respuestas personales, proactivas y plenas a la vida; de ese “algo propio", resultado de nuestro modo de estar en el mundo.

El “Arte Real”, como método de autoesclarecimiento, como camino de construcción personal, actúa a través de los símbolos y ritos de los antiguos maestros canteros y, careciendo la Masonería de gurúes, será la “calidad” y la “sinceridad” de ese “algo propio” la única garantía posible de éxito.

Sin ese “algo propio”, sólo obtendremos una mera y descriptiva acumulación de conocimientos sobre los símbolos, metáforas y rituales masónicos; y, como mucho, una mecánica y “Light” vivencia de los mismos, sin beneficiarnos del impacto y poder que tienen el lenguaje de los símbolos y las metáforas para configurarnos, mientras trabajamos degradando nuestras oscuridades, en una constante búsqueda de la verdad que tiene su cúspide en la utopía de la “ILUMINACION”.

He aquí, donde encontraremos el verdadero poder de la Masonería, del “Arte Real”: en el impacto e intensidad emocional de los símbolos y las metáforas masónicas; en las modificaciones de nuestra estructura neuronal causadas por esas emociones y sentimientos capaces de “esculpir” nuestra propia piedra, capaces de "construir" nuestro propio templo.

“Muchos queremos cambiar el mundo, que el mundo mejore. Pero pocos estamos dispuestos a empezar por donde únicamente puede empezarse: CAMBIARSE A UNO MISMO.”

Por ello, Q:.H:.,si estás tomando las riendas de tu propia existencia con sinceridad y proactividad, si ves la necesidad de seguir la utopía de la “iluminación, si has vocacionado tu interés por la Masonería; si es así, habrás comprendido, no sólo dónde reside el poder de la Masonería, mejor aún, sabrás dónde vas a encontrar tu recompensa: EN EL EJERCICIO DE TU VOCACION.


jueves, 26 de agosto de 2010

Español…¿Podría llegar a ser Masón el mitológico Narciso?


Después del periodo vacacional, retomando las publicaciones, os hablaré sobre la ocurrente y graciosa reflexión que me despertó releer el tercer libro de “Las Metamorfosis” (Metamorphoseon, en latín) del poeta romano Ovidio, nacido como Publius Ovidius Naso en Sulmona, un mes de marzo del año 43 a.c.

En este tercer libro de “las Metamorfosis”, Ovidio, nos relata el mito de Narciso (en griego Νάρκισσος), ese joven de la mitología griega conocido por su gran belleza y por su muerte y renacimiento en la flor que lleva su nombre: un día sintió sed y acercándose a beber a un arroyo, quedó fascinado por la belleza de su reflejo, por lo que no se atrevió a beber por miedo a dañarlo, e incapaz de dejar de mirarlo, murió contemplando su propia imagen. Y la flor que lleva su nombre creció en el lugar de su muerte.

Al releer este relato mitológico, inopinadamente, y de un modo simpático, me pregunté si, en el caso de haber conocido la Masonería, el mitológico Narciso, hubiera llamado profanamente a las puertas de alguna Logia, solicitando su ingreso. Más aún, siendo iniciado, ¿cómo habría vivido su camino masónico?

¿Creéis vosotros que el personaje de la mitología griega, Narciso (en griego Νάρκισσος,) podría, como hermano, formar parte de la Masonería?

Mi cuestionable opinión tiende a responder afirmativamente: ¡Sí!

Para completarlo os diré que desde el punto de vista psicológico una parte de la conducta de Narciso se podría aludir a una serie de rasgos propios de la personalidad normal, como una faceta necesaria en el desarrollo de la misma. Algunos psiquiatras y psicólogos hablan del beneficio de una razonable cantidad de narcisismo sano, que no es el caso de nuestro Narciso.

Nuestro Narciso, en su extrema naturaleza, tiene y vive su visión de las cosas como el patrón al cual el mundo debe someterse. Hay en Narciso una inagotable sed de admiración y adulación, incapacitándolo para poder reflexionar y valorar serenamente la realidad. Vive más preocupado por su actuación, en cuanto al efecto teatral y reconocimiento externo de sus acciones, que por la eficacia real y utilidad de las mismas. Y poseyendo, quizá, una aguda inteligencia, la obnubila por su visión grandiosa de sí mismo y por su hambre de reconocimiento.

¿Creéis vosotros que podríamos encontrar a nuestro mitológico Narciso trabajando en alguna de nuestras logias? ¡Sin duda alguna!

No necesito explicaros como nuestro Narciso podría vivir su “Camino Masónico”. Si os diré que Narciso no podrá, por su personalidad, vivir los Ritos más allá de un acto mecánico. Quedando la simbología en una mera descripción, incapaz de poder vivir los trabajos iniciáticos. Sin embargo, todas estas desventajas (que nuestro mitológico Narciso no considerará) las compensaría con otros aspectos más acordes con su visión y necesidades: las necesidades de Narciso.

Y ahora os cuento lo que me he callado durante todo el relato, reservándolo para el final: Narciso era hijo de la ninfa Liríope de Tespia, que preocupada por el futuro de su hijo, consultó con el adivino ciego Tiresias, uno de los adivinos más celebres de la mitología griega. Tiresias le vaticinó que Narciso viviría hasta una edad avanzada mientras nunca se conociera a sí mismo.

Es fácil comprender que Tiresias no se refería a las palabras inscritas en la puerta del templo de Apolo en Delfos: “conócete a ti mismo”, y mucho menos, por razones de espacio y tiempo, a la invitación del acróstico V.I.T.R.I.O.L.; sino a una “vida” sin un real y verdadero interés hacia el exterior de sí mismo, hacia otras realidades, hacia la “verdad”. Y así, “encantado de conocerse”, muere de sed incapaz de alejarse de su propia imagen e incapaz de profanar la quietud del agua, por miedo a que su visión desaparezca.

Nuestro mitológico Narciso, por su personalidad extrema, aún pudiendo perseguir sus intereses ingresando en la Masonería, no podría seguir la invitación del acróstico V.I.T.R.I.O.L.: su fin es convertirse en flor.

Sin embargo, quedaría la esperanza de que, quizá, a partir de un primer destello de luz se planteara incorporarse al camino del "autoesclarecimiento", empezando por agitar las quietas aguas del estanque donde se refleja su imagen.

Consecuentemente, nuestro Narciso, habiendo pasado por el ritual de iniciación, "acumulando" grados y una "carrera" masónica, no alcanzará, por no haber agitado las aguas de su estanque, formar parte de ese hombre nuevo y evolucionado que se conforma con el "hombre iniciado", con el "Masón vocacionado".

Ya veis como el verano genera relaciones y conexiones extrañas, pero simpáticas.