domingo, 26 de junio de 2011

Español...Masonería Especulativa versus Masonería Operativa


En esta publicación os presento la división que hace Pedro Álvarez, del Instituto de Investigación sobre Liberalismo, Krausismo y Masonería de la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid, cuando establece para la Masonería tres períodos históricos, diferenciados entre ellos:




1.-Masonería Operativa (desde el siglo XIII al XVI).




2.-Masonería de los masones aceptados (siglo XVII y principios del XVIII). Llamadas por otros autores de "transición". Personalmente no creo sea una época de transición, en realidad se va a crear algo nuevo con elementos de una organización gremial que está tocando a su fin.




3.- Masonería Especulativa (desde el 1717 hasta nuestros días).




En esta división del profesor Pedro Álvarez debemos incluir en cada etapa la cosmovisión, la organización social, el nivel técnico, y todas las características del momento en que se da cada masonería. Las cuales determinan que cada masonería sea un fenómeno de cada época, es decir, del contexto histórico al que pertenecen.




La Masonería Operativa, la de los constructores de catedrales, no evoluciona hacia la Masonería Especulativa. Esta segunda no es consecuencia de la primera, ni contiene las razones que llevaron a crear y mantener las organizaciones gremiales operativas, hijas de la Época Medieval.




La Masonería Especulativa es hija de otra cosmovisión, de otra época, la que nace con las revoluciones científicas, especialmente con las denominadas “Revolución Científica Copernicana o Astronómica” y “Revolución Científica del XVII”.




Para situaros os diré que la Revolución Científica Copernicana abarca desde Copérnico en el siglo XVI hasta Isaac Newton a finales del siglo XVII.




En la Revolución Científica del XVII hay un cambio en la forma de abarcar el conocimiento, a través de la “lógica experimental”. De esta revolución forman parte René Descartes, Johannes Kepler, Francis Bacon, Galileo Galilei, entre otros. Esta revolución es rica en polémicas, al debatirse entre empirismo y racionalismo, entre deducción y razonamiento inductivo; esta revolución es rica especialmente al debatirse y superarse el “principio de autoridad” propio de la “escolástica”( la escolástica fue la corriente teológico-filosófica que dominó el pensamiento de la Edad Media, siempre subordinando la razón a la fe: “Philosophia ancilla theologiae”, la filosofía es sierva de la teología).




Estas revoluciones prepararán el camino a la Ilustración del siglo XVIII.




La Masonería Operativa, al igual que otros gremios, no tuvo continuidad cuando dejó de existir su razón de ser; en este caso, cuando llego el fin de la construcción de las catedrales. Al mismo tiempo que las revoluciones científicas configuraron un nuevo escenario, el cual condujo a la Ilustración y a las revoluciones industriales.




Entonces, ¿cómo y por qué un grupo de personas, desvinculadas de la construcción de las catedrales e hijos de una de las épocas más brillantes de la historia del pensamiento occidental, se autodedenominan como lo que no son, "masones", y fundando la Gran Logia de Londres en 1717, continúan trabajando con los rituales y la simbología de los gremios de constructores medievales?




Para contestar a esta pregunta y ver como la nueva Masonería transciende a la de los operativos, tendremos que detenernos en esa etapa de “cruce y encuentros” entre dos mundos y sus conexiones, la etapa denominada: MASONERIA DE MASONES ACEPTADOS.




Otra cuestión será preguntarnos si los masones actuales hemos superado el “principio de autoridad” propio de la “escolástica”, ya que en muchos de nuestros comentarios da la impresión que prevalece la "fe" sobre la "razón".

Español...No somos hijos de los antiguos constructores de catedrales



Q.·.H.·. Hermes, siento desilusionarte respecto a tu comentario, pero, no, no somos hijos de los antiguos constructores de catedrales.



Nosotros los denominados masones actuales no somos la continuidad de aquella asociación de origen medieval, creada y estructurada para regular y mantener el control de su oficio y actividad económica; respondiendo, básicamente, a una necesidad de proteger sus conocimientos, su “mercado” y sus propias situaciones.



Nosotros los denominados masones actuales no construimos catedrales, ni conocemos los materiales, ni las técnicas, ni los procesos, y tampoco los necesitamos para obtener el beneficio de la Masonería del siglo XXI.



Y a pesar de la herencia cultural y el enlace histórico entre la Masonería Operativa y nosotros los masones del siglo XXI, a través de la simbología y rituales, a pesar de ello, no podemos reconocernos históricamente con los gremios medievales, ni con su entorno físico, social, político, cultural, ni siquiera con el espiritual.



Nosotros, los masones actúales, somos hijos de otra Masonería, la Especulativa. Creada cuando, conservando la simbología y los rituales de los antiguos maestros canteros, sustituye la construcción de catedrales por la construcción de la humanidad: TRANSCENDIENDO A LA MASONERIA MEDIEVAL.



A partir de ese momento, del nacimiento de la Masonería Especulativa, tanto los estatutos, como sus grados (aprendiz, compañero y maestro), la duración de cada grado, sus edades, el funcionamiento de los talleres, los salarios, los compromisos, así como sus símbolos y rituales, sólo tienen valor desde su aspecto SIMBÓLICO y FILOSÓFICO. Desde la fuerza que tiene el lenguaje metafórico para modificar nuestras conciencias, para esculpir nuestra propia piedra bruta, y con ello, contribuir a la construcción de la humanidad.



Consecuentemente, y a pesar de las diversas fuentes de las que han bebido tanto la Masonería Operativa como la Especulativa, para conformar su simbología y rituales, tampoco somos hijos de los constructores mesopotámicos, ni de los antiguos egipcios, ni de los grecorromanos.



Más aún, encontrando en las culturas de la antigüedad simbología, ritos iniciáticos y alguna clase de organización semejante a los gremios medievales, ninguna de las masonerías, ni la operativa ni la especulativa, se remonta más allá de la Edad Media y de la Edad Moderna, respectivamente. Por mucho romanticismo que queramos otorgarle a los origenes de la Masonería, no podemos buscar nuestro nacimiento más allá de la Edad Moderna.



Q.·.H.·. Hermes, en verdad, para un “Renacimiento de la Masonería”, los hermanos masones necesitamos conocer la historia de la Fraternidad Universal. No como una simple recopilación o acumulación de símbolos, rituales, hechos, constituciones, masones ilustres, tratados diplomáticos, y mucho menos como una “justificación” de lo que queramos creer o entender como Masonería. Requerimos un conocimiento de la historia de la Masonería en sus conexiones con otros aspectos humanos y sociales, en su evolución y en su controvertida realidad.