El aspecto más atractivo de la masonería (o masonerías) para la sociedad de este siglo
XXI, para poca gloria de la Fraternidad, son aquellos aspectos que invitan al sensacionalismo: sus supuestos “secretos” y “misterios”; su imaginada actividad, soterrada y oculta; sus poderosos miembros, políticos, intelectuales, empresarios,…líderes de las sociedades.
Un aspecto alimentado, en muchas ocasiones, por algunos miembros de la logias, quizá, porque su interés en la Masonería se generó en estas mismas falacias y mendacidades. A las cuales, equivocadamente, recurren, sin saber como sostenerlas, para justificar la “compensación psicológica” a sus propias vidas, por la que se han sentido motivados a ser “iniciados”. No es poco habitual encontrar algunos hermanos que con todo su ardor “pseudomasónico”, defiende enérgicamente estos “secretos”, y “grandes misterios”, exagerando, vanagloriando y ponderándolos, sin saber razonarlos, ni darles forma y realidad en su proceso “espiritual, iniciático y constructivo”.
Leemos en la obra, de Aldo Lavagnini, “El secreto Masónico” que “El llamado secreto masónico es justamente el punto sobre el cual más se ha especulado, y sobre el cual se basan los que condenan nuestra. Orden Augusta. No comprendiéndose su razón, ni su verdadera naturaleza, o sea, el carácter espiritual, iniciático y constructivo de ese secreto, no se quiere ver en el mismo más que un pretexto para fines execrables, o cuando menos tales que no pueden confesarse públicamente, por tenerle miedo a la luz del día.”
He encontrado en una obra de un autor antimasónico, del siglo XIX, un párrafo sobre los “misterios” de la masonería que me parece que contiene toda la fuerza y vigor para despertar a aquellos hermanos que aún esperan encontrarlos fuera de su propio proceso de esclarecimiento y construcción a través de los valores y del lenguaje metafórico elaborado con los símbolos y rituales adoptados de los antiguos maestros canteros.
La Masonería en España. Ensayo Histórico, D. Mariano Tirado Y Rojas, Tomo I, página 4. Madrid Imprenta de Enrique Maroto y Hernando, 1892: “A todos sus adeptos anuncia la masonería la revelación de grandes misterios; a los aprendices les dice que estarán en posesión de esos misterios cuando alcancen el grado de maestro; a estos les ofrece descorrer para ellos el famoso velo de los consabidos misterios así que sean iniciados en los grados llamados filosóficos, y a los que poseen estos grados, les va llevando de unos a otros en su variadísima escala, siempre en pos del ofrecido descubrimiento, y es lo cierto que la mayor parte de los que llegan al grado más elevado de la escala masónica, el 33 en el rito escocés, y sus correspondientes en los demás ritos, se siguen preguntando como el día de su iniciación en el grado de aprendiz: ¿Dónde estará este misterio?”
Y para terminar esta reflexión, recurro de nuevo a la página Web de la Respetable Logia Simbólica Cibeles Nº 131, en los Valles de Madrid, cuando dice: El secreto masónico existe, porque lo que permanece velado tras él es intransmisible a terceros, pues siendo consecuencia de reflexiones y vivencias esotéricas, tiene carácter íntimo y estrictamente personal y, más que un conocimiento, es un sentimiento. Se conoce o no se conoce. Se le reconoce o pasa desapercibido en función de la aceptación del proceso iniciático; pero no se transmite ni verbalmente ni por escrito... justo por eso es secreto.
Triple Abrazo Fraternal
No hay comentarios:
Publicar un comentario