Muchos miembros de logias masónicas, para degeneración de la masonería, sólo somos capaces de vivir los símbolos, los rituales y los valores masónicos de forma mecánica, la mayoría de las veces porque no consideramos el sentido espiritual de la masonería, como proceso de construcción interior.
Muchos miembros de logias masónicas, para degeneración de la masonería, sólo somos capaces de vivir nuestra pertenencia a ella a través de adornos externos, tanto físicos como verbales; rayando en muchas ocasiones la idolatración, el fetichismo y una especie de fanatismo con un gusto exagerado y desmedido hacia toda manifestación plástica de los símbolos y rituales. Sin poder contribuir a nuestra propia esencia masónica, de construcción y esclarecimiento, a través de nuestras vivencias transformadoras.
Muchos miembros de logias masónicas, para degradación de la masonería, ignoramos que a través de nuestra iniciación, y del juramento simbólico, afirmamos nuestra intención de convertirnos en maones. Y que ello supone un proceso de transformación interior y de desarrollo mental. Un proceso gradual, simbolizado en los grados, de desarraigo de nuestros estados mentales profanos para sustituirlos por los masónicos, como la tolerancia, el respeto y la búsqueda de la Luz y la Verdad.
Muchos miembros de logias masónicas, para degradación de la masonería, limitamos nuestros trabajos a repetir mecánicamente los símbolos y rituales, sin tener presente que están relacionados con el desarrollo de nuestra mente, de nuestras actitudes, de nuestro estado psicológico y emocional. Estas prácticas mecánicas, así como todos los grados, oficios y condecoraciones que pueda ostentar un miembro de una logia, no contienen ningún valor en sí mismos, si el miembro de la logia que los ostenta no lleva un estilo de vida verdaderamente masónico, basado en los valores que fundamentan la masonería. Valores que pasan por la disciplina interna de superar los estados profanos de la mente y cultivar los masónicos.
Muchos miembros de logias masónicas, para degradación de la misma, somos incapaces de integrar los símbolos, rituales y valores masónicos en nuestras propias vidas, estemos donde estemos, convirtiéndolas en una FUERZA interior, al formar parte de nuestra propia experiencia de esclarecimiento. Creando una estructura ética capaz de guiar nuestro comportamiento, y con ello, transcender los trabajos en logia, contribuyendo a la construcción del Templo de la Humanidad.
Muchos miembros de logias masónicas, para degradación de la masonería, valoramos nuestra participación en la misma por las relaciones profanas con otros miembros de la misma, sin poder considerar una conexión de “hermandad espiritual” y un sentimiento de pertenencia fundamentado en los valores masónicos, con los que conectar y relacionarnos con otros hermanos.
Muchos miembros de logias masónicas, para degradación de la masonería, no podremos ser reconocidos como masones por la ausencia de un interés vocacionado y sincero hacia nuestro propio autoesclarecimiento y construcción, a través de los símbolos, rituales y valores masónicos.
El renacimiento del sentido y la vigencia de la masonería en este siglo XXI pasa por la superación de los simples “miembros de logias masónicas”, sustituyéndolos por MASONES VOCACIONADOS HACIA SU PROPIA AUTOCONSTRUCCIÓN, a través de los símbolos, rituales y valores masónicos.