Muchos de vosotros, en diversas ocasiones, habéis resaltado la publicación anterior titulada “lobos disfrazados de ovejas”, y, algunos de vosotros, tácitamente o de un modo directo, habéis asociado su contenido con nuestras Logias y Obediencias.
Nada más lejos de mi intención, cuando compuse el texto, que crear polémica alguna. La reflexión sobre esta clase de lobo la escribí como metáfora y denuncia por el “acoso moral” que está viviendo un amigo del Facebook.
Ahora, ya entrados en materia, y en honor a la verdad, deberemos reconocer que esta clase de “lobo disfrazado de oveja” puede instalarse en cualquier tipo de comunidad u organización. Por lo que, subsiguiente a lo expuesto, no resultará absurdo ni disparatado cuestionarse sobre si podría ser “iniciado” un “lobo disfrazado de oveja” en la Masonería.
La pregunta más que de absurda o disparatada, tal vez, habría que calificarla de “conveniente” y “necesaria”, por el bien de la Fraternidad.
Estos “lobos disfrazados de oveja” son capaces de entrar en cualquier organización del modo más sencillo y natural de lo que cabría esperar. Su capacidad de manipulación y astucia le abrirán las puertas de “par en par”.
Dijo William March que “la buena gente no suele sospechar de los demás; no pueden imaginarse al prójimo haciendo cosas que ellos son incapaces de hacer”; esto, evidentemente, es una ventaja para los “lobos disfrazados de oveja”.
Por otro lado los Hermanos que han de tomar decisiones sobre su aceptación en la Fraternidad no siempre son Hermanos plenamente entrenados y capaces de hacer frente a un “lobo disfrazado de oveja”, poseedor de un encanto y una fuerza de convencimiento especiales.
El “lobo disfrazado de oveja” dará la impresión que, ante los ojos del aplomador, se halla el masón ideal.
Más aún, el ingreso de este “lobo disfrazado de oveja” es casi inevitable. Alguien con su habilidad de manipulación, y sin ningún reparo en mentir, puede engañar al Hermano más “instruido” en este tipo de lobos. Todos podemos ser manipulados, timados y utilizados. Un “lobo disfrazado de oveja” puede hacer bailar a cualquiera al ritmo que le plazca.
“El lobo disfrazado de oveja” hace daño gracias a su forma manipuladora de manejar al resto de los Hermanos, a su desconsideración hacia las necesidades ajenas y a su modo de tomar cualquier ventaja que se le presente por encima de cualquier Hermano. Demoliendo la estabilidad y buen funcionamiento de la Logia.
Pero, ¿Por qué un “lobo disfrazado de oveja” ha de tener interés en formar parte de la Masonería? Sin duda las ventajas "materiales" y “profanas” que él imagine, así como el rol de “grado” y de “líder” son muy atractivos para esta clase de lobo.
Y, en la logia, el resto de Hermanos, compartiremos trabajos con alguien que no “juega” a lo mismo que nosotros. Los “lobos disfrazados de oveja”, careciendo del fondo emocional que produce un “despertar veraz”, se sabrán la “teoría” pero no sabrán como practicarla. Mentir, engañar y manipular son talentos naturales para el “lobo disfrazado de oveja”.
El “lobo disfrazado de oveja” con su gran habilidad manipuladora, y sin ningún reparo en tergiversar los hechos y en calumniar puede avanzar hacia sus objetivos muy deprisa. Siendo capaz de usar su encanto, sus habilidades sociales y sus relaciones para ganarse la confianza de los demás. Muchas veces, sus maniobras se verán facilitadas por la credulidad del resto de Hermanos, que confiamos demasiado en la bondad del "hombre". Pero, no, no hablamos del "hombre", estamos frente a un “lobo disfrazado de oveja”.
El “lobo disfrazado de oveja” manipula a todos los Hermanos que tiene a su alcance, pero nosotros no nos damos cuenta: somos utilizados como “peones” para influir sobre las actitudes de otros Hermanos y para distorsionar la comunicación y el funcionamiento de la Logia en beneficio del "lobo disfrazado de oveja". Peor aún, manipulando las redes de información, el “lobo disfrazado de oveja”, buscará aumentar su reputación, mientras desacredita a los demás y crea conflictos y rivalidades entre nosotros; rentabilizando, las guerras de poder y el caos, en su provecho.
Puede darse que algunos Hermanos empiezan a ver “de qué va todo esto”, descubriendo que “su Hermano” es un “lobo disfrazado de oveja”, y, tal vez, le desafíen abiertamente. Pero, en una Logia dominada por un “lobo disfrazado de oveja”, lo más probable es que sea demasiado tarde para estos Hermanos. El “lobo disfrazado de oveja” habrá tenido tiempo de neutralizarles. ¿Cómo? Difundiendo información sesgada que les ha desacreditado en la organización.
En verdad, la cuestión no es tanto cuántos “lobos disfrazados” se habrán iniciado en la Masonería, sino cómo “detectar” y “paliar” el impacto de su actuación en la Fraternidad.
Solo se me ocurre citar, y con ello terminar el texto, unos versículos de San Mateo:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis”.
Una triple exclamación:
¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!
¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!
¡POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS!
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